El año 2040 puede parecer lejano y, sin embargo, está muy cerca. Una fecha en la que el mundo del automóvil debería experimentar un cambio en su forma de vivir la movilidad. Una fecha en la que la venta de coches de combustión interna en Francia debería prohibirse. En París, el diésel será indeseable a partir de 2024 y la gasolina prohibida en 2030… Decisiones que pueden parecer radicales. Qué podemos decir entonces de países como Noruega, que tiene previsto acabar con los motores de combustión en 2025. Esta situación está empujando a los fabricantes a innovar en materia de tecnologías híbridas y eléctricas. El objetivo: ofrecer alternativas a los conductores.
La locura eléctrica en el mundo del automóvil
Además, es interesante observar que en esta carrera hacia la electrificación, los modelos que despiertan un gran interés entre los conductores se encuentran a menudo junto a modelos icónicos… ¿Es la simpatía por una marca o modelo? ¿Es la nostalgia teñida de modernidad? Resulta que son los modelos que poséen una fuerte identidad son los que crean una locura por la electromovilidad.
Nostalgia tranquilizadora
Basta con mirar las cifras de ventas de coches de los últimos meses. Entre enero y agosto de 2021*, los vehículos más vendidos fueron el Fiat 500 e (5.998 unidades), el Renault Twingo eléctrico (5.184 unidades) y el Mini Cooper SE (2.884 unidades). El mercado de la electromovilidad se encuentra, pues, en una encrucijada. Entre las tecnologías innovadoras y la tranquilizadora regresión nostálgica. De hecho, es una situación que entienden bien las marcas de automóviles, que han sacado a relucir sus viejos tableros de dibujo con los planos de sus modelos emblemáticos. La «Madeleine de Proust» también existe en el sector del automóvil.
Renault ofrecerá, en 2022, una versión renovada del Renault 5, 100% eléctrica. Lo mismo ocurre con el legendario 4L, también en versión 100% eléctrica. ¿Qué pueden pensar los que conocieron las primeras versiones de estos coches con sus cambios de marcha en el salpicadero? Lo mismo ocurre con los modelos más íntimos, como el Alpine. En un futuro próximo, el famoso A 110 «berlinette», que salió de la cadena de montaje de Dieppe, también debería ver su futuro con una batería y un motor eléctrico.
Un purasangre electrificado
Un fenómeno que también se da al otro lado del Atlántico. El modelo con un caballo al galope en la parrilla, mito de una América floreciente y símbolo de poder, sufre una completa revolución. El Mustang de Ford se desprende de su V8 de 5 litros para instalar una batería de 92 kWh y un motor de 487 CV en el Ford Mustang Mach-E GT. Cuando a la modernidad le guste mirar por el retrovisor, el caballo dejará de ser la vara de medir el poder. Los watts estará más en sintonía. Lo eléctrico pone en tensión los mitos del automóvil.